Por qué es una buena idea cerrar la AFI

La Agencia Federal de Investigaciones es la central de inteligencia en Argentina. Se llamaba Secretaría de Inteligencia y le cambiaron el nombre, pero sigue siendo la oficina desde la que se hace inteligencia, en especial, sobre las actividades internas del quehacer político y social de este país.

En Argentina no tenemos una agencia federal de investigaciones de verdad que investigue delitos complejos de manera profesional. La Policía Federal, que tiene toda clase de divisiones con nombres que cubrirían las expectativas están lejos de cumplir los objetivos. Falta de presupuesto, de vocación política, exceso de estructura, problemas que toda policía puede tener.

Sería interesante que un desprendimiento de la policía pudiera generar una agencia independiente porque la policía está mucho más cerca de producir una investigación de calidad que una agencia de inteligencia.

Una agencia de inteligencia se mueve con un presupuesto secreto, misiones secretas, algunas leyes de goma y mucha libertad. La naturaleza de una agencia de inteligencia es ser invisible, pero nunca transparente.

Una investigación, para ser material de la Justicia debe tener, ante todo, prolijidad. No se puede trabajar con presunciones, las pruebas (como las “escuchas”) deben ser obtenidas en forma legal, certificadas de alguna manera y preservadas con igual número de certificaciones y papeleo. Se quejaba el fiscal Nisman del material que le entregaba el espía Stiusso: “ésto no es judiciable!”, le reprochaba.

Así como en la Argentina corrupta policías expertos en secuestros fueron encontrados secuestrando gente, nuestros servicios secretos se transformaron en la cuna de muchos delitos que debían combatir. Los mercenarios en los que se han transformado nuestros espías sirven para apretar, extorsionar, recolectar dinero negro de organizaciones que están fuera de la ley, ensuciar a políticos, empresarios y gente de la farándula y corromper a la Justicia.

Si bien es lógico tener una agencia de espionaje, en las circunstancias actuales no sirven en lo más mínimo para ninguno de los propósitos que están en la misión de la institución, son un colador en el peor sentido: son obvios, inorgánicos, gastan cifras descomunales y no podrían ser más efectivos ni transformándose en James Bond y Jason Bourne de la noche a la mañana.

Y es mucho más lógico construir una agencia de espionaje desde los mejores cuadros de una policía especializada que a la inversa: aflojarle el papeleo a un buen burócrata es mejor que exigírselo a alguien acostumbrado a ser un líbero completo: no entiende el propósito.

No era una excepción

No voy a publicar este artículo hasta pasadas las elecciones, así que lo que lean por acá apunta a cálculos y resultados que no tengo. Es un desafío que me impongo para ver cómo se lee mi análisis cuando ya pasó todo. Ustedes dirán

Lo primero: Creo que le va a ir muy bien a Cambiemos en la provincia de Buenos Aires. Y creo que le va a ir muy bien en las zonas más pobres del conurbano. Donde haya un intendente que controle el aparato electoral más primitivo la persistencia del peronismo será mayor, pero la gran fábrica de pobres que es el conurbano bonaerense ya no funciona como antes.

La estrategia del gobierno de Cambiemos fue: mejorar la economía desde los grandes motores y eso benefició al interior del país. El crecimiento de Cambiemos en la zona núcleo será sorprendente. Pero como el crecimiento fue desparejo, los pocos puntos positivos que muestran los indicadores económicos no impactarán en el conurbano. Para esa zona, la estrategia de Cambiemos fue reiniciar la maquinaria asistencial del Estado. No la de los punteros, no la de los política corrupta, la maquinaria que prometió el peronismo y que después malversó para alimentar a un aparato voraz que ya cruzó los límites de la criminalidad. De todos los peronismos que padeció la provincia de Buenos Aires, el peor de todos fue el de Scioli. Sumergió a la provincia en la parálisis más demoledora: cuando Cristina le recortó el presupuesto para hundirlo, Scioli se dedicó a pagar sueldos y endulzar a periodistas. El gasto que hacía en publicidad era pornográfico, todavía no se habla de eso porque los medios no reaccionan.

En estas elecciones Cambiemos gobierna en la ciudad de Buenos Aires ─donde hará una buena elección Lilita, que es la cabeza política de Cambiemos─, gobierna en el país y gobierna en la provincia de Buenos Aires. Son los tres presupuestos más grandes que puede manejar la política. Y el peronismo jugó la carta equivocada: “Somos muy poderosos todavía”.

El peronismo viene inflando tanto los costos de la política negra ─desde hace una década─, que tuvo que aumentar el fraude central por encima del 10% que tenía como habitual.

Lo que se rompió en el 2015 es un partido político que proyecta la imagen de pasado, que repite consignas sin sentido y que se mantuvo en el poder a partir de trampas y trenzas de chantajes. Y todas estas cosas lo debilitaron políticamente hasta hacerlo dependiente del Estado. Lejos de la máquina de hacer billetes se extinguen. Fuera del poder no pueden poner candidatos que atraigan a los votantes.

Creo que Bullrich hará una buena elección. Arriesgo a pensar que ganará por más de 2 puntos. Creo que serán 5. Del lado peronista veo el derrumbe de Cristina. Pero aunque me equivoque y Cristina lo supere por unos puntos, a Cristina la plantaron tan mal en el tablero que será una derrota.

Cristina megalómana se presentó en el único distrito con el que puede hacer algo, concentró toda su figura en el único lugar en el que tiene posibilidades y se presentó a sí misma como una mujer poderosa que está por encima de todos, que no dialoga, no confronta y no mira a los demás porque está por encima. Un candidato planteado en estos términos no puede otra cosa que arrasar. Cualquier otro resultado es para que todos se mofen de ella.

Y estoy convencido de que el aparato en La Matanza, su último bastión, fue penetrado por el gobierno provincial, y que sus habitantes ya no se sienten prisioneros del peronismo, que respiran aires de libertad.

Desde hace muchos años la política puso todos los motores de Argentina para calefaccionar su guarida. Es espantoso entenderlo. Los mecanismos productivos para hacerse ricos. A costa de romperlos, a fuerza de ignorancia. Serían hoy mucho más ricos si hubieran cobrado un peaje ilegal y no se hubieran dedicado a estrangular a la gallina de los huevos de oro, pero, temen, esa gallina se los hubiera comido. Es un lenguaje de cavernícolas, con resultados que reconstruyen escenas medievales.

Una última cosita: la sociedad que plantearon Macri y Vidal es muy novedosa. Vidal es la gobernadora más poderosa del país. Hace más de cien años que no se veía algo así en Argentina.

Por qué nunca fui de izquierda

En el primer año que hice en la secundaria conocí a una chica muy linda que me hablaba de la izquierda marxista con una convicción enorme. Me repetía todas las consignas del panfleto casi con desesperación. Pero tenía además la espantosa costumbre de comerse las uñas, los pellejos circundantes y hasta la punta de los dedos. Me resultaba doloroso verla y buena parte de sus charlas me la pasaba mirándole las uñas. Algo no funcionaba en todo esto. Y “Algo no cierra” se transformó en mi preocupación por la izquierda hasta que junté suficientes cosas para entender qué era.

Mi resumen es que la izquierda pone al bienestar del ser humano por encima de su libertad. Y cuando la libertad se descuida se desnaturaliza al ser humano que se intenta proteger.

Los movimientos de izquierda coronan a un Estado elegido por trabajadores sensibles a las penurias que sufren sus compañeros ─o camaradas─, para que esa monarquía que en realidad es bondadosa se haga cargo de los que siempre se burlaron de los desposeídos: los reyes.

La izquierda fue construida como respuesta a la monarquía, a las élites, a las oligarquías que oprimen, pero se desarrolló sin conocer la esencia de la democracia republicana. Y por eso la izquierda descree de una solución que limita a todas las monarquías, incluída la del Estado. Si abrazan la democracia es para desviarla, si aceptan las reglas de la república es para encontrar la forma de exterminarla, de ahogarla hasta que se desnaturalice y termine engendrando un “Estado presente”.

Le dije adiós a las monarquías hace mucho tiempo. En mi corazón entendí que hasta el rey más bueno tiene que dar paso a una forma en la que su país se rija bajo un sistema que promueva el proyecto de cada una de las personas que viven en él. Y tiene que coordinar para que el proyecto de ninguno se alce contra el proyecto de todos. Es una tarea titánica que debe emprenderse desde un sistema que necesita del constante trabajo de mantenimiento.

Tampoco soy de derecha por la sencilla razón de que es una categoría inventada por la izquierda: La polarización se debe a que para que el mensaje de la izquierda tenga sentido deben luchar contra las monarquías, las élites, las oligarquías y los poderes concentrados; y no debe existir la democracia republicana que la superó al dar respuestas más concretas.

De Winston Churchill recuerdo una frase de uno de sus discursos más célebres: “De hecho, se ha dicho que la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando”.

El voto electrónico está mal. No, en serio está mal

A los técnicos nos cuesta hacernos entender, es nuestro karma. En una vida anterior fuimos Cassandra.

Ya dijimos que todos los sistemas de voto tienen serias fallas de seguridad, pero muchas de las cosas que usamos hoy tienen fallas de seguridad. No vamos a dejar de usar facebook porque cada tanto todos nuestros datos quedan expuestos al universo. Nos acostumbramos. Cada vez que los técnicos hablamos de las horrendas fallas de seguridad nos miran con cara de BUENO, ARREGLEN ESO!

Quiero modernidad

Soy tan fanático de la tecnología que si pudiera inyectarme nano robots para reparar mis células no dudaría en hacerlo. Y no, tampoco es que quiero toda la tecnología para mi, no es eso.

El tema acá es que el voto define, desde la gente, la última instancia de poder. Un gobierno que se apodera del poder puede borrar todas nuestras libertades. Y tienen que pensar esto: los analfabetos tienen los mismos derechos en una democracia. Y los analfabetos tecnológicos también. Y las personas que no son expertas en seguridad informática también. Y las personas que no tienen visión de rayos equis también.

No sabemos lo que pasa ahí adentro, en esa maquinita, y la tecnología tiene que servir para que sepamos más. Quiero cámaras en todos lados para mostrar a las personas contando, que todos los telegramas PERO TODOS se publiquen en una página, que haya cámaras en el Correo, que nunca le perdamos la vista a ningún voto.

Y saben qué? Armar algo así sería MÁS BARATO QUE PONER LA BOLETA ELECTRÓNICA.

Los beneficios no son tan beneficios (y los peligros son enormes)

  • No es más barato, por más de que se ahorre el costo de una impresión de boleta, es realmente mucho más caro: además de la máquina, la implementación, la distribución, el asegurarse una infraestructura mínima
  • No es más fácil, y esto lo repito con énfasis: si se tienen muchos partidos se transforma en muchas pantallas, el papel gana siempre.
  • El único número que se obtiene rápido es el conteo provisorio no oficial. El conteo definitivo es igual de largo que siempre

Necesitamos MUCHO un sistema que nos permita romper años de caudillaje como los que tenemos en las provincias, es desesperante ver cómo se apoderan de los votos y extorsionan a la gente, si pudiéramos armar un sistema automágico que impidiera el fraude POR SISTEMA podríamos limpiar años de injusticias! Se imaginan? Sería ESPECTACULAR.

Pero lamento decirles que los sistemas electrónicos refuerzan a los oficialismos. La máquina permite mentir y que no queden rastros. Como en el photoshop. Y los oficialismos tienen mucha más posibilidad de quedarse a solas con la maquinita.

Lo que derrumbó al peronismo en la provincia de Buenos Aires fue la fiscalización. Sin ella hubieran ganado los de siempre. Es increíble ver el mapa: donde se pudo poner fiscales apareció el fastidio de la gente por los gobernantes oportunistas y ladrones que hundieron a la provincia más rica en la miseria más grande.

Cuando piensen en un sistema electoral tienen que pensarlo en manos del peor partido, del más peligroso, del más ruin. Y que aún así que les cueste manipularlo.

Cómo es el voto? Es universal, es anónimo porque es el amplio poder de los que tienen poco poder. Por eso representa a la democracia que es tan frágil y que hay que cuidarla. Cuando alguna parte se pierde todo está en peligro.

Nicolás Maduro supo, minutos antes de cerrar la votación, que perdía contra Capriles. No había podido enamorar. Agregó una hora más al comicio, en esa hora apareció un millón más de votos y ganó las elecciones. Enojado, amenazó a toda la nación diciendo que tenía los números de documento de los 900.000 chavistas que habían cambiado su voto por Capriles. Todo eso gracias al voto electrónico

La naturaleza del voto debe ser sencilla y visual, física, tangible, porque nos representa en ese anonimato, en esa soledad de que cada votante es igual al otro.

Piénsenlo de otro modo: habría ganado Mauricio Macri por menos del 2% si Cristina Kirhcner hubiera tenido en sus manos un sistema de voto electrónico?A los técnicos nos cuesta hacernos entender, es nuestro karma. En una vida anterior fuimos Cassandra.

Ya dijimos que todos los sistemas de voto tienen serias fallas de seguridad, pero muchas de las cosas que usamos hoy tienen fallas de seguridad. No vamos a dejar de usar facebook porque cada tanto todos nuestros datos quedan expuestos al universo. Nos acostumbramos.

Dónde esta el acento del costo? 

La máquina es cara y frágil y ofrece cosas que no benefician al votante, no realmente

Queremos tecnología en otros lugares

Cómo es el voto? Es universal, es anónimo porque es el amplio poder de los que tienen poco poder. Por eso representa a la democracia que es tan susceptible a las minorías que tienen poder.

La naturaleza del voto debe ser sencilla y visual, física, tangible, porque nos representa en ese anonimato, en esa soledad de que cada votante es igual al otro.

Por qué estamos tan enojados con Tinelli

Tinelli es un showman, un artista de televisión y tiene a su público. Menguado hoy, pero es su público. Hizo durante mucho tiempo un programa de televisión exitoso y, con su producto fácil y de comida rápida fue la crítica de cualquiera que tuviera algo de cultura. Confieso que nunca pude ver más de 5 minutos de su programa, y no me jacto: no es lo mío y la tele dejó de cubrir mis necesidades desde hace más de 30 años. Si te gustaba Tinelli te banco igual, está todo bien.

Por qué cuestionar con argumentos políticos a alguien que nunca los necesitó? Tinelli navegó por encima de todas las crisis políticas y económicas indemne, qué está pasando?

Si nos estamos haciendo estas preguntas tenemos que buscar la respuesta en los últimos doce años, los de la década ganada, el orgullo Nac & Pop. Cuando tuvo que conversar con el poder, con los que tienen la sartén por el mango porque son ricos o porque congregan el interés de “la gente”, el kirchnerismo se mostró sin la careta progre con la que endulzaba las tertulias de Horacio González. “Conmigo todo lo que quieras: impunidad, fiestas, descontrol, montañas de guita, poder. Todo. Si te ponés en la vereda de enfrente voy a ir por vos, te vuelvo loco, te persigo hasta ponerte de rodillas”.

Y en la Argentina empobrecida, Tinelli agarró viaje. De tener su propio club de basquet pasó a ser elegido presidente de San Lorenzo, a fuerza de popularidad y poner plata. Era imparable. Cuando murió Grondona parecía que la presidencia de la AFA estaba servida para él, el asiento le quedaba justito. Se movía y gesticulaba como si ya fuera el presidente. Pero todo se complicó. Scioli quería terminar la campaña en el programa de Tinelli, el más visto. Problemas de inseguridad. Y Tinelli, que venía jugando la máscara de centro-ambigüedad, de estar por encima de esas cosas, de quedarse bajo el calor del poder político a fuerza de no molestarlo, de jugar la carta del pibe de barrio, del buen tipo, del tipo que puede ser cualquiera pero que tuvo éxito… Tinelli tropezó. Se peleó con el ganador, con el que sí terminó siendo presidente, se peleó con un amigo que nació a la vida política desde el fútbol, y que muestra aún hoy con orgullo la exitosa gestión que tuvo en Boca. Hasta me harta escribirlo, Mauricio.

Lo peor de todo para Marcelo es que quedó asociado a una Argentina totalitaria y corrupta hasta la imbecilidad. Quedó Tinelli del lado de la valla del país que queremos dejar atrás. Si ganó Mauricio Macri es porque estamos dispuestos a alejarnos de todo eso subidos a cualquier barco.

Y para colmo de males, el kirchnerismo expone ahora su corrupción revoleando bolsos en un convento, en desbande, cayéndose a pedazos. Eran chorros, eran asesinos, eran apretadores, eran la KGB y la SS de la decadencia, eran narcos, asaltantes, arrebatadores, mentirosos y adictos. Y tenían cuentas, cajas con dólares, propiedades, campos, iPhones, autos importados, relojes, anillos y todo lo que denostaron, todo lo que criticaron en nombre de la nueva kultura. Y monjas.

En ese cuadro está Tinelli, como el personaje de “Y dónde está Wally?” con su remera a rayas, con todas las ganas de estar ajeno a la acción pero omnipresente.

Tinelli comió de la fruta que le presentaba el kirchnerismo, a sabiendas de que eran un proyecto totalitario sostenido por y para la criminalidad. El paraíso de “lagente” se aleja Marcelo, no sé, manejalo.

Bergoglio, la Iglesia y el papa Francisco

El kirchnerismo trabajó para dividir a la Iglesia y poder controlarla: “los nuestros” era un grupo que siempre estaba en la vereda de enfrente de Bergoglio.

Del lado nestorista quedaron los más corruptibles y dóciles. Los curas sibaritas, abusadores del poder, cínicos, prostitutos, prebendarios. Ya habían sucumbido a las mieles del poder menemista y de todos los oficialismos habían recolectado sus frutos. El fallecido obispo Di Monte aportó, de forma póstuma, el lugar donde López trataba de esconder un botín de la corrupción: un extraño convento que todavía no había sido inscrito en Roma pero que había recibido fuertes subsidios estatales y las visitas de Julio De Vido y Cristina Kirchner. Muy extraño: estaba integrado por el obispo en persona y apenas tres monjas, dos muy ancianas y una más joven de la que no tenemos suficientes datos. El legado principal de Di Monte fue convencer al Estado de proveer los dineros necesarios para la restauración de la Basílica de Luján. Di Monte cultivó lazos muy aceitados con el régimen anterior y los transmitió a su  sucesor, el actual titular, Agustín Radrizzani, que asumió en el año 2008 en la arquidiócesis de Mercedes-Luján. El arzobispo tiene razones para temer a López porque las tareas de restauración de la Basílica continuaron y es muy posible que la Iglesia no haya sido lo prolija que debió ser con la administración de los dineros públicos a pesar de que toda la construcción y la designación de las empresas constructoras hayan estado a cargo del Estado.

Cuando Bergoglio se transformó en papa Francisco, se propuso unir esa grieta que se había producido en el seno de su Iglesia. El kirchnerismo reaccionó muy duro contra él, temían que ganara poder alguien que había demostrado independencia y preferían a cualquier otro. Al diablo mismo. “Si gana Bergoglio es una catástrofe” repetían los operadores que había enviado el kirchnerismo a Roma. De forma descarada lo acusaron de colaboracionista de la dictadura, para mancharlo cuando ya vestía la túnica blanca. Imaginaban que renunciaría por no ser la figura salvadora que necesitaba la Iglesia después de Ratzinger. Otro fracaso.

Pero Bergoglio tuvo la habilidad de no atacarlos, de tender puentes, de decir “cuiden a Cristina” en el momento en el que todos imaginábamos que les devolvería el golpe con uno mayor. La idea del ahora Francisco era suturar la división que amenazaba a su congregación y seguir adelante.

La Iglesia siempre dispone del valor cristiano del perdón, esta vez en forma de manto sobre los curas corrompidos. Al estilo peronista, o podríamos decir al estilo jesuita: con el poder se apropia, a través del perdón, de la Justicia. Un mecanismo que olvida que “la verdad os hará libres”. En fin, era otro papa.

Ese plan recibió un golpe mortal cuando perdió Scioli, el delfin meta-kirchnerista que era también el símbolo de la impunidad. Los analistas papales mienten cuando dicen que la Iglesia jugó a favor de Macri, o que tuvo alguna incidencia en su victoria, la sorpresa fue mayúscula y la dimensión del cambio todavía es incalculable. Jugaron con Domínguez -otro peronista- contra Aníbal y perdieron.

En ese fango político el papa Francisco se dispuso concretar un viejo sueño: las Scholas Occurrentes, unir las ideas de caridad, deporte y educación y atarlos a la religión. Un plan hecho a la medida de Scioli, de ningún otro. Karina Rabolini, esposa y promotora de Daniel Scioli para su campaña presidencial, fue disertante en las Scholas Occurrentes en forma reiterada.

Para la administración ubicó a José María del Corral y Enrique Palmeyro, dos empresarios muy ligados al kirchnerismo con los que ahora está muy enojado: emitió un mensaje claro para que no pisen Roma. Las cuentas muestran números milagrosos y enlazan a la iniciativa del papa Francisco -con un nudo gordiano- al apresado José Francisco López. Para colmo, la organización agregó como consultora permanente a la Fundación Observatorio de Responsabilidad Social, de Alessandra Minnicelli, la esposa de Julio De Vido, jefe de López.

¿Jugarán el partido de fútbol que organizó para las Scholas Occurrentes Lisandro Borges? Estaba pensado para jugarse en el Estadio Único de La Plata y la nueva gobernadora, María Eugenia Vidal, se mostró complacida en continuar con la inicativa. El otro organizador, Roberto Sarti, viene muy flojo de papeles y podría caer en desgracia en poco tiempo. Como si fuera un homenaje a De Vido el partido figura en el calendario para el 10 de Julio. Se quedaron cortos.

La habilidad de Bergoglio se verá si se anima a impulsar un mani pulite aunque salpique a sus alfiles. De no hacerlo es pensable que su papado se precipite. A la luz de estos acontecimientos la reunión que organizó hace dos semanas en Roma contra la corrupción -en la que convocó a jueces de todo el mundo- adquiere una significación más completa. Convocó, en el caso de Argentina, a los jueces que enfrentan a la corrupción de forma cotidiana. Alguna ventaja tienen: estos expertos para disertar solo necesitan un espejo.

Si a todo esto le faltaba ironía, el papa Francisco decretó -en una bula de 2015- que este sería el año de la misericordia.

Actualización: queda para otro artículo explayarme en mi sospecha de que Bergoglio organizó este congreso en Roma para blindarse en los hechos de corrupción desmesurada que pueden afectarlo

El valor de López

La imagen burda del botín de un mal pirata es la de José Francisco López: arrojando sobre la cerca de un convento bolsos con dólares, monedas exóticas, joyas y relojes.

Es todo tan brutal que todavía no entendemos del todo lo que significa: es el saliente Secretario de Obras Públicas del gobierno más corrupto de la historia argentina, a cargo del Ministro de Planificación Julio De Vido, pero que respondía sin intermediarios al núcleo de Néstor y Cristina Kirchner, la pareja presidencial de los últimos doce años.

La obra pública en Argentina fue la llave para transformar a todos los circuitos de poder en cómplices: gobernadores, intendentes, empresarios, medios de comunicación. Es difícil encontrar a alguien que haya quedado limpio. Es nuestro Petrolão, que erupta por canales distintos porque nuestros jueces han sido partícipes de la década ganada.

Y es esta Justicia corrupta la que tiene en sus manos al tipo que, in fraganti, está en la vidriera de todos los argentinos como el emblema de la corrupción. Una pena que los jueces federales estén tan sucios ellos mismos que no pueden aprovechar el inmenso valor que tiene este personaje. Cotiza fuerte quien podría costarle la gobernación a varios de los que ahora nunca fueron kirchneristas. O de quien puede imputar en crímenes graves a la ex presidente, a su entorno directo y su entorno más cercano. Empresarios, periodistas, parte de la iglesia. El que esté libre de López que arroje la primera bolsa.

José Francisco López es el clásico infeliz, servil chupa-medias  que pondera una organización delictiva por su fidelidad. Si es sagaz, un criminal entiende que lo que hace poderoso a su jefe es que rompe las leyes, y que en el delito no hay lealtades que valgan porque la única regla es que romper las reglas genera beneficios. Y sí, José Francisco López es tan leal como imbécil.

El tipo enloqueció, enajenado por una droga que lo hace sentir más importante, le agarró un ataque de paranoia fuerte porque se enteró de que estaban por allanar a su jefe, y se decidió a enterrar el botín en el aguantadero de un amigo cura, obispo recién fallecido, que a pesar de tener una reputación nefasta contaba con la protección de la Iglesia. Bueno, ese aguantadero había sido levantado con dineros de subsidios estatales, así que era una forma de recuperar la inversión.

Por estas horas, aterrado, sorprendido por haber precipitado un desbarranque sin igual cuando trataba de salvar a sus jefes, leal en todo, José Francisco López está detenido por el juez Rafecas y se niega a declarar.

La organización delictiva en la que se erigió el kirchnerismo se apresta a contener al reo, pero los gobernadores que conservan un poder más sólido y real pueden inclinar la balanza de la Justicia, sobre todo porque están muy implicados por el escándalo. La Cámara Argentina de la Construcción emitió un comunicado en el que señala que Cristina Kirchner y Julio de Vido estaban enterados de todos los manejos de López. Hasta el momento ningún juez les pidió que declaren por sus dichos, pero una acusación tan grave es el mensaje inequívoco de que los empresarios no quieren caer solos.

Las eventuales declaraciones de López no son tan importantes cuando existe una cantidad tan grande de datos, denuncias que duermen en la Justicia desde hace ocho años, evidencias de todo tipo y similitudes tan marcadas con otros casos que configuran el modus operandi de una asociación ilícita.

La estática Justicia argentina se verá arrastrada por estos acontecimientos y el juez que primero ofrezca un resultado concreto se podrá subir al carro de los que vienen degollando.

La imagen del papa Francisco

Papa Francisco

Hace unos días estaba conversando con alguien que tiene, desde siempre, cierta llegada a la curia argentina. Traté de disimular mi fastidio ante algunas actitudes del papa y por encima de todo, de no faltar el respeto al “santo padre”.

Para mi sorpresa, el fastidio venía del otro lado. Me habló con preocupación del sentimiento “anti-papa” que crece en la Argentina, y de cómo era imposible llegar al papa si se estaba “del otro lado” de su pensamiento político. Compartía conmigo la sensación de que los canales informales que utiliza Bergoglio para comunicarse con Argentina producían un daño grande para la iglesia local.

Me quedé rumiando un poco y me decidí hacer una encuesta sobre la imagen que tenían del papa Francisco. Los resultados me sorprendieron.

La imagen negativa se mantuvo por encima del 60% durante toda la encuesta. La imagen positiva se mantuvo entre el 17 y el 19 por ciento (nunca perforó el 20%), y el “no sabe / no contesta” se arrancó en el 15% y finalmente subió hasta el 18%.

Mi mayor sorpresa fue que la encuesta tuvo un nivel de participación muy alto. Fue reenviada 600 veces, fue vista por más de 35.000 personas (a pesar de que en este momento cerca de 5500 suscriptores a mi cuenta) y produjo una gran cantidad de interacciones. Produjo casi siete mil votos, muy por encima de otras encuestas que yo haya publicado en Twitter.

La imagen negativa, además de fuerte, fue expresada de una manera vehemente. Eso me dice que no existe un canal en los medios que represente el malestar que siente la gente. O mejor dicho: sospecho que estos números son disimulados por la prensa argentina.

De otra fuente recibí la noticia de que esta encuesta fue encargada hace un tiempo con resultados apenas más suaves y que había sido diluida con los resultados de otros países para atenuar el golpe. “Por el tipo de reacción, mide como si fuera un ex-funcionario kirchnerista”.

Ironías de la vida, en cualquier momento Macri saldrá a pedirnos que “cuidemos a Francisco”

Actualización del 12 de junio de 2016

He notado una pequeña discrepancia entre los números que muestra Twitter en la encuesta y los que me muestra a mí en el análisis de actividad del tuit, por eso lo publico aquí: Como pueden ver, cuenta 6.993 votos y en la encuesta se leen 6,327 votos. Desconozco el origen de la diferencia.
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Fraude Para la Victoria

Es muy difícil analizar qué parte de lo que Scioli representa sobre si mismo es cierto. Cuando inició su carrera como motonauta cosechó una cantidad considerable de premios, pero es difícil encontrar el nombre del segundo competidor en muchas de las carreras que lo dieron vencedor. ¿Corría solo? En otros premios internacionales Scioli compite contra varios corredores de cierto renombre, pero como él es el único que corre en el circuito completo acumula más puntos y se lleva el título. Curiosa forma de ganar.

Daniel Osvaldo Scioli inició su carrera política con Alfonsín, acompañó a Menem, a Duhalde, a Néstor y a Cristina plegándose totalmente a su discurso. Puede decir que es un soldado leal, pero lo cierto es que, además de monótono y adormecedor, la mayoría de su discurso es falso y su palabra no tiene valor. Es una herramienta para servir a su amo.

Scioli se ha comportado en su carrera política como lo haría un minion: un eterno adlátere que no propone cosas propias, no tiene un discurso inteligible y, al final, es la herramienta de la destrucción de su jefe. Una pena que no tenga un ápice de la simpatía que tienen esos adorables seres amarillos de overol.

Si como todos sospechamos, las encuestadoras que lo dieron ganador estaban pagadas por él, Scioli mintió al electorado presentándose como la figura ganadora que no es. Defraudó a sus compañeros, al empresariado, al peronismo -que hubiera tenido a un mejor contendiente en Sergio Massa- y al electorado. No creo que haya engañado a Cristina Fernández de Kirchner, pero en breve es muy posible que ella lo señale como el artífice y responsable de la derrota. Es, a todas luces, muy injusto que así se proponga, pero sucederá en un país que se resiste a la verdad, una y otra vez.

La gravedad del accionar político de Scioli es considerable. Cometió un fraude y perdió. Engañó a todos los que se dejaron untar la mano por él y perdió. A las encuestadoras que lo daban ganador les queda el desprecio de la sociedad. Quizás alguna causa penal les toque si es que se comprueban los lazos entre sus fundaciones -fantasmas- sin fines de lucro y la administración de la provincia de Buenos Aires.

Dejó en una posición lastimosa a muchos periodistas que desde una ingenuidad hipócrita pretendieron creer la mentira de que Scioli ya ganó, a los empresarios a los que encegueció y que ahora nos resultan cobardes y egoístas, a los medios que le dieron un lugar preponderante, a Tinelli y el fútbol subsidiado y deforme que se juega en Argentina.

La escala del daño que produjo es muy difícil de medir, y es probable que la Argentina esconda las cicatrices de este engaño, acostumbrada a convivir con la ponzoña de la mentira, mucho más que al dolor intenso y pasajero que deviene de enfrentar la verdad.

Lo cierto es que esta mentira a quedado al descubierto, y cuanto más tarde Scioli en entenderlo de aquí al 22 de noviembre -cuando se define el ballottage-, más patente se hará en todos nosotros.

Los tiempos de Scioli

Daniel Scioli

Daniel Scioli sale a la palestra, recién después de las PASO. Hasta ese momento, la posibilidad de que Cristina lo quitara de la contienda electoral revoloteaba insistente. A pesar de que en las encuestas medía mucho mejor que Florencio Randazzo, Cristina se resistió, casi hasta último momento, a incluirlo como “heredero del modelo”. Scioli siempre se mantuvo a una distancia prudencial y ambigua.

Esa distancia también le sirvió para que el electorado no fijara nunca sus ojos en él. En la provincia que dirige las elecciones mostraron que le va mal donde más se lo conoce. El peronismo ha perdido el poder indiscutido en el distrito electoral más importante del país. Y eso que las prácticas electorales no son más limpias que las que pudimos observar en Tucumán el domingo pasado. El papel de la fiscalización, claro, fue central.

Daniel Scioli pudo sobrevivir al estrangulamiento de recursos que le impuso el gobierno central gracias a que paralizó todo lo que fuera gasto en su provincia. Salvo pagar magros sueldos, el gobernador desfinanció cualquier proyecto que no redituara en un impacto electoral medible. El ajuste que hizo fue grande, mucho más temerario que el que hiciera la alianza que proclamó a De La Rúa. Quedó a merced de las múltiples inundaciones que se produjeron en la provincia, y debe haberse encomendado a Dios con la ayuda de su amigo Jorge Bergoglio, porque hasta ahora el impacto real fue bastante disimulado. El mecanismo que utiliza se desnuda solo: el gasto figura en el presupuesto, las partidas se derivan a otros proyectos y el sello de “ejecutado” se le estampa a una carpeta vacía.

Scioli tuvo suerte -o ayuda divina- porque la provincia de Buenos Aires está en una situación desesperante en todo lo que sea infraestructura. Estamos al borde de un Cromagnon diario. Las inundaciones de La Plata produjeron una cantidad de muertos que Scioli se encargó de desaparecer. Si en sus declaraciones hubiera habido algo de congruencia podría haber deslizado la misma frase: no están ni muertos ni vivos.

Pero ahora las cosas están cambiando. Scioli en muy poquito tiempo de campaña nos mostró que puede hacer un viaje a Italia en el medio de una feroz inundación, enemistarse con las redes sociales que lo delataron y responder a destiempo y sin argumentos de fuerza a la ayuda que le ofreció Macri -su contendiente electoral- a la provincia mientras él no estaba.

Scioli no se ha mostrado confiado desde que terminaron las PASO. Envejece a pasos agigantados. La reconfiguración de su rostro es preocupante. La excusa del viaje era real, aunque inconveniente: el desgaste al que lo somete su propio partido es muy alto.

Para complicar más el panorama, Scioli no consigue despegarse de Cristina. Había soñado que para esta época ya podría mostrarse como algo novedoso y distinto -porque confía en la magia del marketing-, pero Cristina se le pega cada vez más. La presidente pretende mostrar que el candidato es el modelo, y que Daniel es una mera continuidad. Nada cambia.

Pero Daniel Osvaldo Scioli tiene capacidad para cometer sus propias torpezas. El último traspié lo cometió en Tucumán, provincia en la que quiso mostrarse ganador con un mal candidato, Manzur, en un sistema electoral complejo -y ridículo- y con prácticas clientelares aberrantes. Viajaron todos para festejar y se encontraron con una postal de protestas y represiones violentas. Era un velorio.

La imagen de 42 urnas electorales incendiadas destrozó el corazón de los argentinos. Se sumó, en una escala creciente, a las cuestionadas votaciones santafecinas, en las que el oficialismo ganó por un margen tan pequeño y cuestionado que lastimó la legitimidad de los socialistas que gobiernan hace, casi, una década.

En las primarias pudo verse que el robo de boletas opositoras fue un escándalo. Y eso alimenta la idea de que el poder central necesita un cambio. Eso dificulta la tarea del aparato peronista, ávida fábrica de voluntades falsas, y puede provocar una caída en las encuestas que, en lugar de mostrarlo ganador en primera vuelta, están empezando a dejar entrever un posible empate.

Si las encuestadoras empiezan a reflejar este panorama Scioli puede hacer sus valijas y recluirse en La Ñata. Si el peronismo hace -al fin?- un ajuste por perdedor, se volcará para apoyar a Sergio Massa y dejará al kirchnerismo que lo tiene a mal traer. Scioli no pudo hacer el salto que tanto le reclamaron, pero el resto del peronismo sí.

En ese caso, podría producirse el escenario que Massa predijo, enigmático, después de las PASO: y si el ballottage es entre Macri y Massa?