Por qué nunca fui de izquierda

En el primer año que hice en la secundaria conocí a una chica muy linda que me hablaba de la izquierda marxista con una convicción enorme. Me repetía todas las consignas del panfleto casi con desesperación. Pero tenía además la espantosa costumbre de comerse las uñas, los pellejos circundantes y hasta la punta de los dedos. Me resultaba doloroso verla y buena parte de sus charlas me la pasaba mirándole las uñas. Algo no funcionaba en todo esto. Y “Algo no cierra” se transformó en mi preocupación por la izquierda hasta que junté suficientes cosas para entender qué era.

Mi resumen es que la izquierda pone al bienestar del ser humano por encima de su libertad. Y cuando la libertad se descuida se desnaturaliza al ser humano que se intenta proteger.

Los movimientos de izquierda coronan a un Estado elegido por trabajadores sensibles a las penurias que sufren sus compañeros ─o camaradas─, para que esa monarquía que en realidad es bondadosa se haga cargo de los que siempre se burlaron de los desposeídos: los reyes.

La izquierda fue construida como respuesta a la monarquía, a las élites, a las oligarquías que oprimen, pero se desarrolló sin conocer la esencia de la democracia republicana. Y por eso la izquierda descree de una solución que limita a todas las monarquías, incluída la del Estado. Si abrazan la democracia es para desviarla, si aceptan las reglas de la república es para encontrar la forma de exterminarla, de ahogarla hasta que se desnaturalice y termine engendrando un “Estado presente”.

Le dije adiós a las monarquías hace mucho tiempo. En mi corazón entendí que hasta el rey más bueno tiene que dar paso a una forma en la que su país se rija bajo un sistema que promueva el proyecto de cada una de las personas que viven en él. Y tiene que coordinar para que el proyecto de ninguno se alce contra el proyecto de todos. Es una tarea titánica que debe emprenderse desde un sistema que necesita del constante trabajo de mantenimiento.

Tampoco soy de derecha por la sencilla razón de que es una categoría inventada por la izquierda: La polarización se debe a que para que el mensaje de la izquierda tenga sentido deben luchar contra las monarquías, las élites, las oligarquías y los poderes concentrados; y no debe existir la democracia republicana que la superó al dar respuestas más concretas.

De Winston Churchill recuerdo una frase de uno de sus discursos más célebres: “De hecho, se ha dicho que la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando”.