Toda una provincia argentina quedó sin internet porque aparecieron unos videos que comprometían al gobernador. Fueron publicados en YouTube. La televisora más importante de Venezuela fue cancelada por opositora por el sr. Chávez y ahora puede verse, también en YouTube. El vínculo que les propongo es un poco hiperbólico, pero interesante: Venezuela Libertad. El mundo de reacción más lenta, el de la política, empieza a recibir a la Internet con una mirada hostil. En China y en Cuba, las limitaciones impuestas son más absolutas, aunque las barreras impuestas sean fáciles de saltar. En Estados Unidos, la campaña presindecial tiene un lugar importante en la red de redes.
Además, se pueden ver bloopers, videos hogareños, video blogs. El tango de Santos Discépolo, Cambalache se hace cada vez más profético. Me faltó el video. Qué turbulencia. Nos falta el aire y seguimos corriendo. Y no puedo dejar de ser parte de todo esto. Quiero más velocidad, conectar más cosas, conocer más personas y que más voces se sumen a este concierto de locos.
No podemos pensar en los valores éticos de los demás. Que cada uno se ajuste a ver lo que quiere. Que alguien más defienda la ley y lo que le parece bien o mal. Hay tantas leyes en el mundo, y no nos hemos puesto de acuerdo en alguna. Ahora, en la época de los pioneros, no podemos dejar de hacer, aunque nuestros hijos nos reprochen la falta de orden, o de límites. Qué mal, qué bien.
Los grandes proveedores de contenido destinan recursos a filtrar y desechar las cosas que están fuera de la ley, o de sus propios parámetros de inclusión, como la pornografía. Me parece muy bien. Pero en nombre de la lucha contra la pornografía infantil están trepados políticos totalitarios que quieren controlar lo que pueden ver las personas.
Y el mundo sigue diciendo con rabia lo que quiere decir. Cualquier cosa. Es muy posible que nos vaya subiendo la anestesia de estar acostumbrados a todo y ya no querremos luchar por una convicción, habiendo tantas otras. Pero es muy posible que aprendamos a decir lo que vale la pena, a descartar lo que no queremos y a organizar nuestro propio orden. La familia? Bien! Gracias!