Microsoft siempre sostuvo una miríada de productos que pueden ser populares pero que no levantan los rojos. La Xbox tuvo un buen comienzo este año pero ya está arrojando pérdidas de nuevo. El Zune, que estaba destinado a destronar al iPod, paradójicamente ha tenido un silencioso fracaso.
El torrente de billetes lo aportaron en exclusiva los dos productos más conocidos: el Windows y el Office. Pero Microsoft ha gastado mucho de su dinero en su sistema operativo Windows Vista. Aun en los términos de una empresa enorme y poderosa.
El Vista no es el producto de lujo que Bill Gates imaginó cuando le puso un precio tan alto a su producto pero está empujando el mercado hacia Apple que ha monopolizado la buena imagen desde hace unos años, y hacia Linux en las corporaciones y en las organizaciones gubernamentales.
Hace poco Bill Gates en persona se anotó un buen tanto negociando personalmente con el gobierno de China para que usaran su sistema operativo, pero a un precio tan vil, y mostrando tanto de su código interno que es probable que en China piensen que Windows es como se dice Linux en inglés.
Las empresas que venden hardware pierden la paciencia con Vista. La performance de sus nuevos equipos se ve desprestigiada por un sistema operativo obeso. Una computadora de última generación con Vista tendrá el mismo desempeño que una computadora de dos años de antigüedad con XP.
Cada vez que salió una versión nueva de Windows, las versiones
anteriores dejaron de venderse. No es el caso de Windows Vista, que está viendo como competidor más serio al propio XP que todavía se vende a pedido de los clientes. Si bien sigue siendo dinero que entra a las arcas de Microsoft, es mu dañino para el futuro de una compañía.
Me imagino que Microsoft pordría saca una especie de Windows Classic, que vuelve al sabor original del XP para retomar la estrategia que usó Coca-Cola cuando su nuevo sabor fue un desastre.