Cuando los inversores descubrieron a Internet y la encontraron apetecible, cometieron un fatídico error que generó la burbuja financiera que explotó dejando un tendal de empresas punto com en el camino, como una señal de advertencia para los aventureros en esta tierra de oportunidades.
Para los memoriosos, el sueño era generar un portal al que todos acudirían mágicamente para recibir una Internet pre-digerida que acercara el concepto a las masas que estaban incorporándose diariamente. Las empresas que apostaban en Internet sin conocerla trasladaron el concepto de canales de televisión, o de la industria del entretenimiento a la nueva red y cometieron un terrible error.
Pensaron que, como la televisión, podrían dirigir el flujo de las personas. Los medios masivos anteriores a Internet se caracterizaron por tener canales que, aunque en la actualidad son numerosos, ni se compararon con la cantidad de fuentes independientes que posee la red de redes. Y esos canales que encausaban el afluente de espectadores, lectores y oyentes, tenían un editor, que como un gran director de orquesta, reintrepretaba el gusto y las preferencias de las personas para convertirlos en una masa homogénea.
Lejos de ser un fracaso, el fenómeno del portal creció hasta que todos tuvieron el propio. De hecho, los blogs personales funcionan muchas veces como portales mostrando noticias que le resultaron interesantes al autor. Pero este comportamiento no era el esperado por los popes del entretenimiento que buscaban dirigir a las personas hasta su puerta. Al principio todo parecía confluir hacia el portal, incluso el buscador más popular en ese momento, el Yahoo!, había dejado un pequeño lugar para la búsqueda y había transformado su página principal en una galería de cosas de interés general.
Google aparece en 1997 y se transforma en un boom inmediato: era un buen buscador, rápido y sencillo. Estaba enfocado realmente en buscar y encontrar. Sólo con pequeños espacios de publicidad discretamente emplazados, y relacionados con lo búsqueda. Pronto Yahoo vió como le arrebatan el primer puesto en búsquedas y los portales se quedaron mirando.
Ciertamente, la moneda en Internet sigue siendo despertar interés y generar tracción, pero el cambio de paradigma nos habló de personas más preocupadas en encontrar por sí mismas que en babear frente a un televisor.