La historia empezó como algo muy raro. En el año 2003, Darl McBride, un ex empleado de Microsoft que fue contratado para la presidencia de la empresa SCO inició un juicio contra IBM por donar parte del código fuente de Unix a la comunidad de Linux sin su permiso, siendo que tenían ciertos derechos sobre Unix.
Todos nos quedamos asombrados. El golpe era de Microsoft a Linux. Pero eso lo decíamos nosotros, los antusiastas de Linux, y la prensa no se hacía eco de nuestras quejas.
La cosa se puso muy fea cuando SCO empezó a iniciar juicios contra usuarios de Linux, de la talla de Daimler Chrysler y Autozone, por infringir copyright. Era una pesadilla.
Al poco tiempo, Lawrence Goldfarb de Baystar invirtió 50 millones de dólares en SCO y dijo que era un excelente negocio.
Las acciones de SCO se fueron desde los dos dólares promedio, hasta los treinta y pico en muy poco tiempo: el juicio era por 5 billones de dólares.
Alguien filtró un memo interno de Microsoft en el que Richard Emerson, vicepresidente de estrategia corporativa de Microsoft recomienda a Goldfarb la inversión y le dice que Microsoft va a apoyarlo. De hecho, Baystar recibe una fuerte inversión de Microsoft.
La prensa no solamente no daba crédito a este memo, sino que echaba serias dudas sobre la honorabilidad de Linus Torvalds, el creador de Linux, que siempre había dicho que no había tomado código prestado, y que todo era escrito por él y por la gente que había contribuído libremente.
La prensa bombardeó el modelo de Linux diciendo que en un entorno tan libre era imposible saber si se estaba infringiendo el copyright de alguien, porque las contribuciones eran casi anónimas.
La comunidad de Linux revisó febrilmente las listas de personas, y las contribuciones por si algún detalle se había escapado, pero nada. Las contribuciones no son anónimas, y se pueden rastrear absolutamente todas.
Durante tres años, SCO estuvo evadiendo a las cortes en las que presentó su caso, porque falló en presentar la evidencia que había prometido. De hecho, llegó a exigirle a IBM que presentara todo el código fuente para su revisión para que los expertos de SCO pudieran analizar el código y decir si había o no material robado. Era una locura. El código de Linux está disponible para que todos lo vean, qué necesitaban de IBM?
Hasta ahora, los jueces han destrozado el juicio simplemente eliminando reclamos para los que SCO no había aportado ninguna prueba.
Ahora la prensa, que pareciera que siempre apoyó el lado de la razón, se ríe de SCO y sus tontas acusaciones, cuando ya nadie quiere comprar las acciones que cuestan unos ochenta y ocho centavos.
En Forbes pueden ver un artículo muy interesante en el que ahora que las cosas se han derrumbado incluso para Microsoft, todos empiezan a decir la verdad. El mismo autor Daniel Lyons parece otra persona, en otros artículos como éste o éste.
Este litigio creado por SCO y alimentado por Microsoft es un claro caso de estafa, en el que bajo falsos reclamos o espectativas se infla el precio de una acción hasta niveles estratoféricos para producir ganancia espúrea en el caso de SCO y para dañar la imagen de un competidor en el caso de Microsoft.
Y lo más increíble es que ahora la prensa, con naturalidad, entiende las cosas como son, y aunque tampoco se pueda creer, nos lo dice como si siempre hubiera sido así.
David reflexiona: era yo el que estaba con la piedra en la mano mientras las apuestas estaban en mi contra? Ahora todos se acercan a palmearme el hombro, y todos me dicen que siempre confiaron en que podría derrotar a Goliat. Pero yo soñé que lo enfrentaba sólo… o no era un sueño?