Por una de esas cosas extrañas de la vida, perdí toda mi biblioteca de música. En realidad, estaba probando cómo funciona el espejado de discos y puse un disco nuevo para duplicar mis datos más preciados y la duplicación fue en el sentido contrario al esperado: tenía dos copias de un disco totalmente en blanco.
Es la mejor manera de perder datos, sobre todo porque los dos discos eran relativamente nuevos y yo había copiado la música una sóla vez. En discos que fueron usados más intensamente existe una técinca en la que se realinean los cabezales para tratar de tomar datos que fueron grabados en la periferia del trazo original.
Perder algo que se atesora digitalmente no es nuevo para mi. Pero es una sensación de evaporación tan misteriosamente fuerte que todas las veces me deja como tarado. Hay un dicho que dice: en un disco vacío uno puede buscar para siempre. Por lo que decidí ponerme a rearmar mi biblioteca musical, esta vez eligiendo qué es lo que pongo.
En muy pocas oportunidades borro un disco que no me gusta, porque pienso que es muy posible que a través del tiempo podría llegar a ver las cosas de otro modo. También suelo desconfiar de mis estados de ánimo, porque cuando estoy evaluando si algo me gusta puedo tener un modo demasiado estricto.
Ahora estoy escuchando un disco de Cocteau Twins que se llama Milk & Kisses que me recomendaron cuando quise averiguar más acerca de Frou Frou, cuya cantante Imogen Heap se separó del grupo después del primer disco. Todos coinciden en que se parece mucho a Bjork, cuyo productor Guy Sigsworth, -no, el de Monkey Island era Guybrush Threepwood- es el mismo para las dos.
Uno de los problemas de este sistema relacionado que es la web es que al poco tiempo tengo toda una biblioteca de cosas para escuchar que están fuertemente relacionadas y que pueden hartarme para siempre de todo un bloque o estilo musical. Termino entendiendo las influencias, los caminos y los atajos que tomaron los artistas que se escucharon. Descubro sus trucos para copiarse, o los disfraces para repetir y repetir una escala que les propuso el éxito.
En el canal Nickelodeon, los sábados suelen hacer una maratón de treinta horas seguidas de un programa determinado. Este sistema es raro de encontrar en la televisión que suele saltar de un tema a otro con fuertes espasmos, y es horriblemente adictivo para mi que suelo buscar patrones en absolutamente todo lo que pasa frente a mi. En ese conglomerado de personajes y sus historias, la creación se hace menos aparente, y el sentido que quisieron darle más preciso y expreso.
Y es totalmente alienante. Posiblemente se invente algún mecanismo de compresión temporal, porque no termino de entender cómo vamos a hacer en el futuro para vivir nuestra vida con tan poco tiempo. O posiblemente se alargue la vida a través de un mecanismo que desconecte todas las funciones de nuestro cuerpo salvo el dedo del click del mouse para, finalmente, tener tiempo para surfear la web hasta el final.