Apenas prendí el teléfono me pidió que le pusieara mi cuenta GMail, el Android es un sistema hecho por Google y claro, pensé, lo primero que quiere es que me identifique. Me puse a mirarlo y me decidí a llamar a mi mujer para contarle que ya tenía mi nuevo teléfono. Para mi gran sorpresa, el teléfono ya se había contactado con mi cuenta y ya me había cargado los contactos. Me puse muy contento porque una de las cosas más molestas del mundo es tener que cargar todos los teléfonos, o hacer la sincronización que siempre es molesta y peligrosa.
Muy atentos a esto que es increíblemente genial: todo lo que hagamos con este teléfono se cambia casi instantáneamente en la cuenta de GMail, tanto el correo como los contactos. Si cambiamos un número en el teléfono en apenas unos segundos aparece la información actualizada en Internet, sin cables, sin iTunes y sin tener una computadora cerca: eso le gana a cualquier iPhone habido y por haber.
Después, en casa me puse a emprolijar la lista de contactos que tengo desde un navegador en una pantalla grande y con un teclado cómodo y fue un gran placer ver cómo los contactos se iban acomodando en el teléfono. Podemos tener listas de contactos que queremos en el teléfono y listas que nunca se sincronizan ni aparecen: absolutamente maravilloso.
Es increíble todo lo que se puede hacer con esots teléfonos que son verdaderas computadoras. El Milestone -o el Droid, como le dicen en USA- no es una novedad, lo compré porque de la escasa oferta que me dió mi compañía de celulares para el cambio era el que estaba mejorcito para mi. Ya existen el Droid 2 y el Droid X, pero bueno, es lo que hay.
Me gusta mucho el sistema Android: está hecho por Google y está basado en Linux, es open source y en la Argentina el aparato vino con muy pocas aplicaciones pre-instaladas, lo que es fantástico. En Estados Unidos, las últimas versiones vienen con tanta porquería que los teléfonos se arrastran de lentos y se quedan sin batería rápidamente.
Le puse mis cuentas de Facebook y Twitter en un widget en la pantalla de inicio para prenderlo y ver mi actividad social -tampco se puede hacer esto en el iPhone, una lástima- y me puse a ver cómo podía comunicarme con este aparato de la forma más geek posible: con una consola! Claro! Si no lo veo en modo texto, no lo creo! En fin, para hacer corto un cuento largo, me conecté finalmente, lo pude ver de arriba abajo y me enamoré de esta maravilla tecnológica.
Un día entero que me dejó fuera de mis obligaciones salvo por las más urgentes, una barbaridad.
Ya les contaré más próximamente.