La nueva estrategia de la administración de Obama es atacar a los funcionarios de las naciones hostiles de una forma novedosa: congelar sus bienes en USA, o su capacidad para comerciar allí.
La idea detrás de esta iniciativa es conseguir deserciones dentro de las filas de los funcionarios que sostienen al régimen. Y es una herramienta muy efectiva cuando entendemos que la gran mayoría de ellos tiene salvaguardas fuera de sus naciones porque la hostilidad es un juego peligroso para todos.
Hoy en Venezuela hay sancionadas siete personas vinculadas con el aparato represor, y con sólo amenazar a cualquier otro integrante de ser incluido en futuras sanciones se puede reclutar colaboradores en sitios estratégicos.
La movida se parece bastante a la que implementan numerosos fondos buitres que se dedican a investigar las posesiones de la clase dirigente de las naciones que incumplen en sus pagos. Naciones que comparten un denominador común: el alto grado de corrupción.