Hace unos días, Google anunció su Google Phone a los alocados medios que esperaban ver un teléfono. Pero Google presentó una plataforma y le regaló a la comunidad, receta incluída, una forma de fabricar teléfonos. Los periodistas se exasperaron y empezaron a hablar de vapor-phone, se sintieron estafados se enojaron y pegaron un portazo. Nada físico para llevarse a casa. Pero las cosas que están revolucionando al mundo son cada vez menos tangibles y cada vez más conceptuales. Y definitivamante, cambian las reglas del juego.
El iPhone causó sensación porque Apple sabe lo que queremos de un celular. Tiene que ser algo mucho más parecido a una computadora. Y los fabricantes de teléfonos no saben hacer el aparato maravilloso que queremos usar desde hace mucho tiempo, Hoy, los teléfonos tienen aplicaciones recortadas y pobres, que están apoyadas en sistemas operativos que no alcanzan la complejidad, confiabilidad y simpleza que tiene el sistema operativo de una PC. Los procesadores de las PC se han reducido mucho, y se han ido metiendo en los teléfonos y en muchos aparatos. La industria del software, que conoce a sus clientes y que se ha vuelto perceptiva y muy competitiva es la que tiene que venir al rescate, y lo hará con muchas otras cosas, además del teléfono.
Estoy diciendo que necesitamos mejor software para nuestros teléfonos. Tiene que ser muy fácil de usar, tiene que tener la capacidad de sincronizarse con nuestros datos en nuestras computadoras o en Internet, tiene que tener una experiencia de Internet más apetecible y sí, tiene que tener nuestra música, sacar fotos y tener radio. Otra de las cosas que les estamos pidiendo a los teléfonos es que tienen que tener la capacidad de tomar línea de nuestra red y utilizarla para hablar por Internet (como el servicio Skype, por ejemplo) y así abaratar los costos que las compañías de celular están cobrándonos.
Google se concentró en el foco del problema actual, puso en la base un lindo y confiable Linux, una capa para las aplicaciones base y otra para las aplicaciones de terceros. Con esta linda plataforma libre, abierta y gratuita, los desarrolladores están invitados a generar sus propios programas para que funcionen con el Google Phone.
Pero lo que es más imporante, le da a los fabricantes de teléfonos una buena opción para que incluyan un sistema operativo potente, conocido y gratuito. Para muchos pequeños fabricantes de teléfonos esto es una gran noticia. Y no son pequeños porque no tengan capacidad para producir muchos aparatos, son pequeños porque los fabrican para terceros. No tienen su equipo de diseño industrial, pero saben copiar, y no tienen interés en pagar royalties ni licencias a los vendedores de los sistemas de software que existen y que son parte de las grandes compañías que son conocidas marcas de teléfonos y a las telefónicas mismas.
Hoy las compañías de telefonía celular son las que dicen qué aplicación se puede poner en los teléfonos celulares. Pero de la mano de Google, los fabricantes que no hicieron acuerdos que los atan de pies y manos podrán ofrecer una interfaz común, conocida y probada, y florecerán los teléfonos Google sin que haya una forma real de detenerlos.
Pero hay un cambio que es más profundo todavía. Google no es la única que ofrece esta tecnología de esta manera, y ciertamente tampoco fue la primera, OpenMoco apareció hace muy poco tiempo con una propuesta similar y fuertemente abierta. Y es esto lo que los fabricantes de hardware adoran, sobre todo, los que quieren conquistar un mercado, no defender una posición que es en cada minuto, más débil.
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