Ayer estaba hablando con un respetado hombre de negocios y salió el tema de Linux. Tenía la idea de que había nacido como una respuesta al poderío de Microsoft, y como una acción de rebeldía de un grupo de hippies que querían regalar su trabajo para hacer una declaración de principios. Pero realmente, no es eso.
Linux no tuvo nada que ver con Microsoft. Pero claro, Richard Stallman SI parece un hippie. Y también parece un líder religioso, y podría ser todas esas cosas si no fuera tan Geek.
Linux es el desarrollo de otro geek que se llama Linux Torvalds, y su proyecto Linux nació como un hobby. La increíble excelencia técnica de Linus y su espíritu abierto le vinieron de perlas a Richad Stallman que quería un buen kernel para su sistema que estaba basado en software libre. El software libre es de código abierto y de libre distribución. La idea de darle la receta a todo el mundo nace en los claustros donde podemos encontrar personas que estudian.
Imaginen lo que es estudiar en la universidad la materia Sistemas Operativos sin GNU/Linux: los estudiantes tendrían que empezar a producir el sistema operativo de cero todas las veces, o tendrían que contentarse con estudiar los sistemas operativos propietarios y cerrados desde afuera. Como buenos estudiantes, tuvieronla idea de compartir el código fuente, y también de recibir contribuciones de quién quisiera y pudiera para enriquecer el resultado final.
Lo que queremos los geeks que estamos detrás del movimiento de software libre es el derecho a meter las manos en la masa. El derecho a contribuir para llegar a la perfección. Y como somos geeks quisimos empezar todo de cero, a nuestro modo. Microsoft apareció en el horizonte cuando empezamos a darnos cuenta de que lo que habíamos hecho era mejor que lo que ofrecía Windows, y que podíamos liberar a las personas atrapadas en un sistema operativo que se había estancado por obra y gracia de su sistema monopólico.
Nunca me gustaron los productos de Microsoft, que me parecen baratos y malos, pero empecé a pensar en poner Linux en todas partes cuando empecé a ver lo que había pasado con el mercado comercial: Microsoft compró y destruyó a la competencia. La innovación se detuvo. Las pequeñas empresas desde las que siempre vinieron las mejores ideas están atadas por un sistema de patentes que clama a gritos por un cambio.
Y eso no es bueno para nadie. Por eso es que este sistema operativo que fue un hobby, que se transformó en un punto de referencia para los estudiantes se expande como un virus.
Linux es el resultado de la ciencia: el conocimiento es universal y debe ser compartido libremente. La ciencia ya tuvo que luchar en el pasado contra personas que se sentaban en un conocimiento limitado y pretendían cobrar entrada al paraíso y prevaleció.
Una de las cosas que Microsoft envidia mucho de Apple es que la empresa de Steve Jobs, desde su regreso triunfal dividió a su sistema operativo en dos partes: para la parte más dura de hacer, la que está más cerca de la máquina usó BSD, un primo hermano de Linux y que también es libre. Steve Jobs solamente produce la parte divertida, la que se puede vender y la que dá más ventajas: la interfaz con el ser humano. Como resultado puede tener una nueva versión de su sistema cada dos años, y aventajar así a Microsoft que tardó seis (con tres años de retraso) en hacer su nueva versión con un costo exhorbitante. Y eso que Microsoft tiene un equipo de desarrollo que triplica al de Apple, solamente en el área de desarrollo de sistemas operativos.
Después de su agónica salida del Vista, Microsoft prometió dividir a su sistema en dos partes, y separar la interfaz del usuario del sistema base. Dentro de Microsoft hay muchos que claman por un cambio alla Apple, y ruegan que Microsoft tenga la humildad de poner bajo el capó un sistema como el Linux.