Morbo

De alguna manera, la morbosidad se ha vuelto una fuerza poderosa en nuestros días. El desenfado del destape dejó al desnudo que no se trata de gustar, si no más bien de atraer. Un poco de atención es lo que reclaman todos, aunque sea, a los golpes.

El morbo tiene muchas formas, a no confundirse, porque antes yo pensaba que era la atracción a lo monstruoso, a lo enfermo, pero en muchos casos se trata simplemente de la atracción por lo fallido.

Dice la Real Academia Española:

morbo.

(Del lat. morbus).

1. m. enfermedad (alteración de la salud).

2. m. Interés malsano por personas o cosas.

3. m. Atracción hacia acontecimientos desagradables.


En nuestra desvencijada televisión hay programas nocturnos que se dedican a los juegos de azar y utilizan los celulares para recolectar de los incautos que piensan que existe alguna posibilidad de ganancia. Dan un número al que hay que llamar o dejar un mensaje de texto, y una consigna demasiado fácil. Todo el tiempo entran respuestas erróneas y llaman personas que no tienen idea de nada.

Es desesperante. Y ahí es donde uno siente la gran compulsión por demostrar algo y empieza a llamar. Cuando uno se comunica aparece un disco solicitando la respuesta en un menú de números, una voz grabada nos dice que estamos muy cerca de ganar, que llamemos de nuevo. La locutora todo el tiempo repite que no tiene a quién poner al aire, y la tonta respuesta allí, al alcance de la mano. Y a llamar de nuevo… pero aunque las líneas no estén congestionadas volvemos a entrar en el mismo menú, y ahí empieza el cerebro a darse cuenta: esto es un timo, nunca vamos a entrar y estos tipos cobran con cada vez que llamamos.

Al rato aparece una voz de un supuesto concursante, que está tan harto de esta charada que gana sin ninguna emoción, y da la respuesta correcta sin contentarse por haberse llevado, supuestamente, unos mil dólares de premio. Aparece una nueva consigna, más tonta aún, y no podemos dejar de pensar que se podría tratar de dinero fácil. Y entra el primer llamado y otra voz que da, sin alterarse una vez más, una respuesta más tonta y errada. El magneto del morbo se enciende al rojo y la tentación ahora es más fuerte que el entendimiento: ¡La gente cada día más tonta!

Una imagen vale más que mil palabras, pero un artículo estúpido puede dejar mil comentarios más que una aseveración en la que estamos todos de acuerdo. Y cuando se genera una inútil y cíclica discusión sobre cosas como el género de las personas (explicación para las rubias: que si eres más tonta por el color del pelo) o de qué sistema operativo usas (explicación para los usuarios de Windows: ustedes se merecen todos esos virus) la necesidad de responder se hace inquietantemente irresistible.

Pensar que “una cuchara de miel atrae más a las moscas que una cuchara de vinagre” sería darle a estos insectos voladores unas alitas de ángel, pero gracias a Dios, los científicos ya probaron que las dos ofertas se llevan la misma cantidad de comensales: a las moscas también les gusta la cuchara de la triste morbosidad.

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