No voy a hablar de cómo se hace dinero con el Open Source, y no quiero hablarles de las muchas empresas que producen proyectos Open Source y que son exitosas y sustentables. Las hay, ejemplos como estos hay muchos y mucha gente ha escrito sobre este tema ya. Les quiero contar acerca de lo que es la economía del Open Source en sí misma.
La pregunta “¿cómo se cómo se hace dinero con el Open Source?” sigue flotando en el aire, y aunque podamos decir que existe una forma –y repito, no es de lo que quiero hablar ahora– el mayor aporte del Open Source al mundo económico se hace sin la mediación del dinero y vamos a tratar de hablar justamente de eso. La economía es un concepto más grande que el dinero, que es un medio para hacer transacciones.
Para ponernos en situación, podríamos empezar entonces explicando que el dinero es una herramienta que fue creada para liberar a las personas: Antes de la creación de un denominador común teníamos que utilizar el trueque, y eso implica una negociación, llegar a un acuerdo. Hacer las compras era un trabajo arduo. Como vendedores debíamos aceptar a cambio de nuestros productos lo que la otra persona nos ofreciera, a sabiendas de que terminaríamos cediendo a algo más o menos parecido a lo que esperábamos, de alguna manera. Si nosotros eramos los compradores, el precio podía incrementarse si el vendedor no valoraba lo que nosotros teníamos para intercambiar. En un mundo en el que hasta los matrimonios se hacían de esta manera, encontrar una situación en la que todos ganaran era un milagro.
Pero por más de que esta moneda –la primera que se utilizó fue la sal– trajo enormes beneficios para la humanidad también puso serias barreras entre las personas y después también entre las naciones. También se produjeron fenómenos tan complejos como la inflación, el tipo de cambio y las corridas bancarias.
Después, mucho tiempo después, vino la Internet –la inter-red, en español– y esa enorme telaraña nos trajo una inmensa cantidad de personas interconectadas y produjo –y seguirá produciendo– cambios que afectarán cada vez más a nuestra economía. Uno de los cambios más notorios es que la posibilidad de intercambiar exactamente lo que queremos es más posible porque la cantidad de personas a las que tenemos acceso sin costo adicional aumentó exponencialmente. Y el grado de comunicación que tenemos es más alto, más instantáneo y más barato. De esta manera, la Internet tiende a neutralizar a los intermediarios que no agregan valor sino que aportan solamente a la distribución.
Los primeros en poder ejercer ese nuevo sistema fueron los mismos que estuvieron cerca de su construcción. La Internet es un formidable esfuerzo de ingeniería y tecnología. Y la recompensa que busca una persona que ofrece el código abierto de su sistema –porque eso es Open Source– es reconocimiento, ayuda para encontrar y corregir errores y nuevas ideas. Son cosas que tienen un valor sólido, no estamos hablando de valores intangibles sino que estamos hablando de cosas que claramente se podrían contabilizar para obtener un resultado medible en el viejo cuadro económico regido por el dinero. Si a eso le agregamos la noción de que los mejores productos Open Source fueron creados porque el programador realmente necesitaba ese producto –Linus Torvalds, creador de Linux dice que un buen programa nace de rascarse donde le pica a uno– entendemos que un gran motivador facilita una conversión económica más efectivamente.
Los proyectos Open Source arrancan con poco o ningún envión en dinero porque la gran musculatura de la distribución la pone la Internet, y esto es un punto crucial para entender esta nueva economía que permite subrayar, potenciar y enfocar lo más importante de lo que está verdaderamente en juego.
El Open Source al distribuir el código –con reglas que alientan a conservar y respetar la autoría del software y la libre distribución– suma los mismos componentes que una fabrica de software tiene que sumar mediante incentivos monetarios y desnaturalizados. En cambio los aportes en Open Source aparecen motivados por personas que tienen una necesidad real y que se verían beneficiados con esta ampliación o con este otro problema que impide el correcto funcionamiento. En una empresa tradicional, personas que han sido motivadas por el dinero deben atender a clientes que tienen problemas o necesidades, tomar nota y pasarle el tema a otras personas también pagadas que tienen que pescar bugs y proponer ideas que no los beneficiarán directamente. El trabajo es mucho más arduo y es mucho más probable que las personas equivocadas terminen haciendo un trabajo mediocre. No pienso que esté mal que sean personas pagadas, lo que los vuelve menos efectivos es que sus motivaciones son exógenas, es muy probable que no usen el software para sí mismos sino y por más empatía que le pongan, no están atendiendo sus propios problemas.
Las empresas que utilizan el código abierto pueden encontrar un problema y repararlo por sí mismas, si tienen personal adecuado. En los primeros días del Open Source era común que no compartieran sus mejoras con la comunidad. Pero con cada actualización, el costo que tiene mantener el código propio se hace más caro que compartirlo y devolver a la comunidad la responsabilidad por su continuidad. Hoy es realmente raro encontrar empresas que utilizan el Open Source sin creer en su sistema. Cualquiera puede usar Open Source, realmente cualquiera, aunque pretenda “robar” su código y venderlo. Y aunque podemos decir que está muy mal y que no se debe hacer eso, los beneficios reales están en continuar la idea.
El movimiento Open Source empezó antes de que los técnicos y los ingenieros pudieran entender el concepto económico que se está creando con la Internet, pero hoy podemos verlo como un movimiento realmente fuerte porque eran la semilla correcta para progresar en la lluvia y la tierra que es la Internet.
La Internet se hace fuerte en conceptos tan poderosos como compartir e intercambiar y va a seguir modelando la economía de nuestra civilización. Estos son momentos realmente apasionantes en los que vemos aparecer conceptos nuevos todos los días, y en los que el verdadero éxito consiste en interpretar correctamente y adaptarse.